El análisis de ciclo de vida (ACV) ya no es una práctica de nicho: se ha convertido en un elemento central para diseñar, aprobar y ejecutar proyectos en los mercados globales. En Europa, por ejemplo, normativas como la revisión de la Directiva de Eficiencia Energética de los Edificios (EPBD) y el Reglamento de Productos de Construcción (CPR) exigen informes obligatorios de carbono a lo largo de todo el ciclo de vida. Para equipos de diseño y contratistas, esto convierte al ACV no solo en una herramienta de sostenibilidad, sino también en un requisito de cumplimiento y una ventaja competitiva.
«Integrar el ACV desde el inicio nos ayuda a evitar rediseños costosos y garantiza que podamos demostrar el cumplimiento desde la primera fase de planificación».
Eduardo Rubio, Ingeniero de edificación e interiorista con experiencia en proyectos BREEAM, LEED y WELL
Los beneficios van más allá de la regulación. Cada vez más clientes e inversores piden a las empresas de AEC y a fabricantes que cuantifiquen el carbono embebido de sus proyectos y productos. Investigaciones muestran que aplicar resultados del ACV puede reducir el carbono embebido entre un 10 % y un 30 %.
1. Empezar en la fase más temprana del proyecto
Esperar hasta el diseño detallado o la fase de compras reduce la capacidad de lograr reducciones significativas. Herramientas de fases tempranas como Carbon Designer 3D permiten modelar escenarios antes de fijar las especificaciones de materiales, identificando rutas de menor impacto de carbono mientras los costos aún son flexibles.
«En la fase conceptual, incluso un cambio del 5 % en materiales puede alterar por completo la trayectoria de la huella de carbono. Si esperas al proceso de licitación, ya tienes las manos atadas».
Ana Fernández Burgos, Arquitecta técnica y asesora WELL y BREEAM
2. La calidad de los datos es un factor limitante
Los profesionales coinciden en que la disponibilidad de datos es la principal barrera. Las Declaraciones Ambientales de Producto (DAP o EPD) son esenciales para obtener resultados fiables, pero muchos materiales —en particular el hormigón y los sistemas MEP— siguen presentando importantes vacíos de información.
«Invertimos demasiado tiempo buscando DAPs. Donde existen, son invaluables. Donde no, tenemos que recurrir a bases de datos genéricas, lo que reduce la credibilidad de nuestras recomendaciones».
Eduardo Rubio, Ingeniero de edificación e interiorista con experiencia en proyectos BREEAM, LEED y WELL
Esto coincide con el Informe de Expertos en Carbono 2025 de One Click LCA, donde el 89 % de los profesionales de AEC identificaron la falta de DAPs de fabricantes como la principal barrera para avanzar en los ACV de construcción.
3. La automatización impulsa la eficiencia
El trabajo manual con datos ralentiza los proyectos y limita la adopción. Automatizar tareas repetitivas —como extraer listas de materiales de modelos BIM y vincularlas con bases de datos verificadas— reduce el tiempo de carga de información hasta en un 70 %.
En base a la discusión, los datos de encuestas y la investigación de mercado, destacan tres prácticas recomendadas:
Para equipos de arquitectura, ingeniería y contratistas, integrar el ACV ya no es opcional, ayuda a:
Para fabricantes, producir DAP se está volviendo esencial para:
La integración del análisis de ciclo de vida en proyectos de construcción es a la vez un desafío técnico y una oportunidad de mercado. Las lecciones de los profesionales son claras: comenzar temprano, priorizar la calidad de los datos y aprovechar la automatización.
Para toda la cadena de valor de la construcción, el camino a seguir está claro. Al integrar el ACV en tus procesos, no solo reduces riesgos de proyecto, sino que también generas valor medible, fortaleces tu posición en el mercado y contribuyes al objetivo común de descarbonizar el entorno construido.